Quizás las palabras no fueron las mejores para expresar la admiración que reflejaba y lo intelectualmente estimulante al leer sus textos.
Dos lunares marcados en su mano como puntos dispersos, alejados de la media, alejados de mí.
Con emociones enterradas, palabras que no se pueden nombrar, se sirvió la siguiente copa y tomó valor para cerrar las pestañas y su corazón. Ideas vagas, datos que no conectan y con preguntas que no desea buscar respuestas, se va, se aleja, se fue.
En una red donde se muestra quién es, revisa cada noche datos nuevos, fotos o textos que conecten con su forma de pensar o ser. Búsquedas sin éxito por falta de actualizaciones que frustran la creación de un modelo estándar que permita conectar con mi heterogénea vida.
Quiero asilo, quiero una noche para recordar. Quiero el viaje, el desayuno y la caminata. Aunque el pasaporte en mano y lágrimas en las mejillas me despierten del sueño.
“No debes argumentar todo para justificar existencia”
“Hay cosas que no hace falta poner razones, eso complica vivirlo”
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