Cuando guardamos cosas, creemos que no vamos a tener los medios necesarios para proveer nuestras necesidades en el mañana, con esto generamos carencia. Si pudieras limpiar todo ese espacio en tu alma de lo que ya no tiene brillo y color, para dejar entrar todo lo nuevo y mejor, empieza nuestro camino hacia la transformación. En medio del caos, nos enfadamos y decepcionamos de nosotros, pero es parte de las ruinas que debemos atravesar en búsqueda del camino hacia nuestra paz. No seamos crueles con nosotros mismo, enfardanos no ayuda, en su lugar, motivemos ese acto de fe y sanación.
Nos aferramos emocionalmente al caos que, incluso siendo consciente del daño que este causa, no queremos dejar ir, no queremos soltar y nos alimentamos de esa herida porque el dolor es placentero, incluso aceptando vivir en una aflicción por el simple hecho de tener miedo a un cambio que nos pueda dejar devastados. No hacemos conciencia de que meremos algo mejor, este camino en ruina y el dolor que provoca atravesarlo es necesario, es la sanación y transformación de nuestro cuerpo, nuestra alma, debemos destruirnos para luego construirnos. Pasamos mucho tiempo esperando el perdón de las personas, cuando lo importante y esencial es perdonarse a uno mismo por robarnos la oportunidad de vivir mejor. Enviemos amor y energía cada que recordemos a esa persona o momento y luego dejemos ir.
Decoremos nuestro interior, elijamos nuestros pensamientos, así como elegimos que ropa ponernos cada día, trabajemos con nuestra mente para lo que debemos controlar, si no podemos controlar nuestros pensamientos, siempre vamos a tener problemas. Dejemos fluir nuestra mente que con el tiempo todo se va.
Cuando sales de ese camino oscuro y estás preparado, ve por el mundo e inicia tu ruta constante de autoayuda, a veces no nos damos cuenta de que en realidad lo que hacemos es ayudar a otras personas. El amor asusta y es peligroso, en este proceso intentamos evitarlo por alguna razón; sin embargo, hay formas de entregarlo y debemos buscar a quienes. La devoción, por ejemplo, es la construcción de un camino hacia nuestro amor espiritual.
Ten cuidado con lo que deseas, quizás lo tengas.
